Hoy, como buen domingo, me había jurado un merecido “dolce far niente”. Sin embargo el alba tenía otros planes para mi... He llegado a creer que estaba muerta sin enterarme, pero al intentar silbar para comprobarlo he visto que el sueño seguía sin haberse cumplido. No, no es que me encuentre mal, simplemente es que llevo un par de días atravesando el túnel de mi tiempo pasado y por mas que intento evitarlo, las sensaciones no me dejan en paz.
Primero el recuerdo de los diez autocares de ayer (destino Navarra) calentando motores en la “ Zona Nacional”, mientras un colectivo de “niños talluditos” se enseñaba las banderas a ver quien la tenía más grande. Todavía no habían arrancado, a falta de los últimos rezagados (Esos elementos a los que el resto del grupo miraba con reprobación cuando llegaban, porque durante unos minutos habían sido los causantes de que la sombra de la duda flotara en el ambiente: ¿iremos o no iremos...? y que llegaban sofocados, con las enseñas torcidas, las bolsas al desgaire y despeinados por “la corrida”) Durante la espera alguno canturreaba tímidamente una musiquilla, preludio de las canciones que amenizarían el resto del viaje: “ Ahora que vamos despacio vamos a contar mentiras, tranlará...” o aquella otra de: “Que buenos son los padres pilaristas, que buenos son que nos llevan de excursión. Yo, comprenderlos, los comprendo porque para ellos las “verbenas populares” tienen su gracia. Es una forma “subversiva” de romper con sus fines de semana rutinarios (utilizarlos en pensar, además de agotar, puede resultar peligroso)
Anoche, de madrugada, me los tropecé de vuelta. Bajaban del autocar somnolientos, las banderas arrugadas y ese imaginado aroma a diversión del resto de las viandas que en otros tiempos atraían como moscas, por aquello de la sublimación de la aventura no compartida, a los hermanos pequeños que se habían quedado en casa. En ésta ocasión me llegaba a mi con ” un cierto olor a podrido”.
Pero, no solo ellos han tenido la culpa de mi desazón. Es que este mes está siendo terrible para quienes quieren crecer “mirando hacia atrás sin ira”. Primero “Los otros” con las camufladas jornadas del Domund; y ahora estos en plena temporada alta de verbenas, además de La Fiesta del Padre y el estreno de la peli, Lola (un quiero y no puedo, incapaz de reflejar lo único sobresaliente que para el resto podría tener de interés: la rebeldía erótica de una hembra pantera en los tiempos de la poscólera) Y como colofón de todo, la llegada de la primavera.
¡Será eso. Simplemente, que el anuncio de la primavera me ha desorbitado las hormonas...!